Dios no juega a los dados con el universo
Dios no juega al emboque con nuestra realidad
Él No juega Playstation con el espacio sideral
Ni cachipun, ni dominó, ni a los dardos con el cosmos
Dios no juega a los bolos con la materia interestelar
No juega Atari con nuestra galaxia
Ni a la rayuela corta o a la rana
Para que decir al luche, las bolitas, ni al ludo o la gran capital
No, él no haría eso con nuestro sistema solar
Menos sabiendo que nuestro planeta gira en una órbita elíptica a velocidad variable alrededor del sol
(Para mayor información consultar las tres leyes de Kepler)
Dios no juega on-line con nuestro complejo espacio-tiempo
Ni juegos de estrategia, ni cartas magic, ni juegos de rol con nuestra dimensión, menos aún con dimensiones paralelas
Dios no apuesta a los caballos, ni a la ruleta, ni al póquer con la vía Láctea
Puede que dios no sea un nerd o un ñoño solitario
Ni un ludópata o un apostador empedernido
Dios no necesita grandes expansiones, ni cuerpos celestes, ni constelaciones para divertirse
Lo que tampoco quiere decir que él no sea un ser lúdico el cual no guste de recrearse,
Al contrario, él cuenta con pequeñas partículas de existencias, miserables vidas que se diluyen
Con la cuales pasa infinitas e inagotables horas de esparcimiento
Entre los cuales destacan: pentecostales, mormones, testigos de Jehová, adventistas del séptimo día, católicos, metodistas, jesuitas, franciscanos, dominicos, presbiterianos, protestantes; y una amplia gama de pastores, curas, ancianos, acólitos, obispos y papas, monjes y monjas, profetas y discípulos, estigmatizados, creyentes videntes de la virgen, misioneros, mártires, mutilados y crucificados, quemados en la hoguera, inquisidores, herejes y excomulgados, donadores de fondos, judíos, cristianos e islámicos, fanáticos religiosos, fundamentalistas y terroristas de la fe,
Y cuanto incauto suelto sufriendo experiencias místicas, sintiéndose converso, amando la sensación de una presencia, experimentando locuciones hablando en falso arameo o hebreo antiguo, sangrando, en formas de extraordinarias revelaciones.
Dios ríe y goza en demasía con estas patrañas
¿Para que habría de querer jugar a los dados con el universo?
Dios no juega al emboque con nuestra realidad
Él No juega Playstation con el espacio sideral
Ni cachipun, ni dominó, ni a los dardos con el cosmos
Dios no juega a los bolos con la materia interestelar
No juega Atari con nuestra galaxia
Ni a la rayuela corta o a la rana
Para que decir al luche, las bolitas, ni al ludo o la gran capital
No, él no haría eso con nuestro sistema solar
Menos sabiendo que nuestro planeta gira en una órbita elíptica a velocidad variable alrededor del sol
(Para mayor información consultar las tres leyes de Kepler)
Dios no juega on-line con nuestro complejo espacio-tiempo
Ni juegos de estrategia, ni cartas magic, ni juegos de rol con nuestra dimensión, menos aún con dimensiones paralelas
Dios no apuesta a los caballos, ni a la ruleta, ni al póquer con la vía Láctea
Puede que dios no sea un nerd o un ñoño solitario
Ni un ludópata o un apostador empedernido
Dios no necesita grandes expansiones, ni cuerpos celestes, ni constelaciones para divertirse
Lo que tampoco quiere decir que él no sea un ser lúdico el cual no guste de recrearse,
Al contrario, él cuenta con pequeñas partículas de existencias, miserables vidas que se diluyen
Con la cuales pasa infinitas e inagotables horas de esparcimiento
Entre los cuales destacan: pentecostales, mormones, testigos de Jehová, adventistas del séptimo día, católicos, metodistas, jesuitas, franciscanos, dominicos, presbiterianos, protestantes; y una amplia gama de pastores, curas, ancianos, acólitos, obispos y papas, monjes y monjas, profetas y discípulos, estigmatizados, creyentes videntes de la virgen, misioneros, mártires, mutilados y crucificados, quemados en la hoguera, inquisidores, herejes y excomulgados, donadores de fondos, judíos, cristianos e islámicos, fanáticos religiosos, fundamentalistas y terroristas de la fe,
Y cuanto incauto suelto sufriendo experiencias místicas, sintiéndose converso, amando la sensación de una presencia, experimentando locuciones hablando en falso arameo o hebreo antiguo, sangrando, en formas de extraordinarias revelaciones.
Dios ríe y goza en demasía con estas patrañas
¿Para que habría de querer jugar a los dados con el universo?