miércoles, julio 23, 2008

La suerte del maldito




Seré implacable:
Me he acostado con un innumerable número de mujeres
Todas (o la gran mayoría)
Afirman haberme amado

No saben (o no sabían)
Que yo estoy imposibilitado de poder amar siquiera a una

Me siento molesto…
Pero es la suerte del maldito
Es mi suerte…
Creo que si alguna vez lo logro
Seré despreciado como un perro sarnoso y mojado

Es la suerte del maldito
Esa señal en mi frente la que ellas presienten y que tanto les gusta

La que hace que todas esas chicas se quieran bajar sus bragas o
Humedecer sus coños ante el roce de mi verga
Y delirar, arañando mi espalda al ser penetradas;
Mientras los dedos de sus pies se crispan enroscándose
Como en una estatua de Gian Lorenzo Bernini
(Específicamente el Éxtasis de Santa Teresa)

Sé bien de lo que hablo…

Hoy me siento angustiado
Por ello esta confesión...

Una excusa para hablar de mí

¡Salud cariño!
Por el próximo hijo de puta que te cogera
Tarde o ahora mismo…

…Sabes bien que no será igual…

Despreciable


Me gusta envilecer
A mujeres vírgenes
O que han tenido malas parejas o idiotas
Sin ningún instinto sexual

Aprecio de sobre manera verlas excitadas
Y mordisquear sus senos
Sentir atrapar una bala con los dientes
Siempre me sorprendo de aquellos pezones duros
Más aun de toda esa sorprendente y exquisita
Humedad vaginal que brota incontenible
(Hay veces en las cuales ellas se avergüenzan)
Yo insisto en que no existe nada más gratificante para mí

He visto como asedio
Cada confín
Pero también
Me he escuchado decir:
-Amo tu coño nena, pero no te amo a ti-

A ninguna parece importarle
Parece ser que las niñas de hoy ya no saben distinguir
Cuando un hombre les dice te amo
Para cojerlas o realmente
Ya nadie aprecia el amor

Y yo…
Yo sólo soy un tonto