lunes, mayo 05, 2008

nauseas




Es la sociedad del consumismo
La que no nos deja en paz
Yo he desgastado a mujeres como quien consume cigarrillos
Como cualquier tipo que bebe cerveza helada
Viendo las colillas mientras el humo se disipa, difuminándose por sobre la cabeza,
Observando las botellas desahuciadas arrinconadas acumularse
Se acaba una y vas por otra
No he sido feliz y eso es claro
Me he burlado de cuantas me han amado
Saliendo de una habitación, cayendo en otra, durmiendo luego de agotar mi sexo hasta tarde
Sólo para volver a mi hogar, a tomar una ducha, comer alguna basura, tomar el teléfono y llamar a otra
No he sido feliz jugando a amarlas a todas y no dar nada a cambio, sólo exequias de lo que podría ser verdadero amor, fiable, veraz e íntegro amor
Una sensación autentica, autentica como una cañería, como una bicicleta, como una función de cine arte.
Estaba agobiado, enfrascado en ésta absurda sociedad del consumismo post-posmodernista
Las amaba a todas y no lograba amar a nadie…
Había veces en las cuales tendía a confundir los nombres, las situaciones y los lugares, no sabía realmente que le había dicho a quien
Así era mejor guardar silencio y sólo avasallar su ropa interior,
Ellas generalmente confundían mis movimientos o mis actos con lo que comúnmente llamamos pasión,
Fui dañino,
Fui un perro,
Fui un animal carnívoro en celo, angustiado, hambriento por el coño de una mujer
Ahora estoy a salvo de todo ello,
Siempre intenté salvar a todas las mujeres, de todas las horrendas cosas que escuché en aquellas noches
De todos esos traumas sexuales, todos aquellos dramas referidos y todas las querellas narradas,
Por las pelotudeses de algún idiota; hay tanto aweonao suelto…
Hay tanto jodido saco de wea, que no sólo las hacen infelices en la cama, si no que las hacen sentir feas, las alcoholizan para follarlas una vez estando ebrias, se quejaban de sus aromas vaginales, las torturan, no las dejaban expresarse, las humillan y coartan,
No saben cuantas barbaridades escuche relatar a esas chicas, luego, ellas agradecidas de mi amor, sonriendo al ver cómo subsanaba todas esas bajezas, me amaban sin control, yo sabía que yo era un puerco, por querer acostarme con todas, amarlas a todas a la vez, pero sus relatos me hicieron odiar a mi género.
Yo no era mejor que esos imbéciles, pero al menos lograba ver felicidad en esos rostros y no insatisfacción o desconsuelo, ¡por dios! tan difícil resulta acariciarlas antes y después de penetrarlas, hacerles saber que son guapas, únicas y queridas, tan complejo es para el resto… bueno, no seré tan taxativo, pero he sentido tanta tristeza al escuchar aquellos recuerdos amargos, que sentí nauseas, sentí deseos de romperle la cara a alguien, sentí desengaño, yo no era mejor que ellos pero conmigo ellas rejuvenecían, florecían haciéndose hermosas y sonrientes.
Sólo el tiempo me hizo madurar. Cuando ellas te aman y hay vocación en tu pulso sanguíneo, nada puede impedirte un buen polvo menos aún un buen amor…

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